Esta Navidad, la tendencia no es comprar: es bajar el ritmo y regresar al cuerpo.
- Fabiola Bg

- 5 dic
- 2 Min. de lectura
Ciudad de México, México
Jueves 04 de diciembre 2025
Entrega 488/25
Por. Fabiola Bg

En Navidad todas queremos vernos bien, pero también sentirnos bien.El brillo no solo está en el vestido o en las luces del árbol, sino en esa energía que nace cuando el cuerpo se mueve, cuando la mente respira y el día encuentra su ritmo.
“Verse bonita también tiene que ver con cómo te sientes por dentro”, dice Dayana Aronovich, fundadora de U Can. “Moverte con intención cambia tu energía, tu postura, tu ánimo… es una forma de cuidarte sin exigencia, desde la suavidad.”

Por eso, esta temporada, la invitación es a regalar cosas que hagan bien, obsequios que no se apagan con las fiestas, sino que acompañan todo el año. Regalos que hablan de equilibrio, de calma y de esa belleza que no necesita envoltorio.Unas polainas magnéticas son más que un accesorio: son una forma de despertar el cuerpo desde la conciencia. Su peso ligero y uniforme activa los músculos, mejora la postura y recuerda que la fuerza también puede ser delicada. Regalar unas polainas es regalar presencia: esa energía que se nota sin esfuerzo.
Un tapete de yoga es un refugio portátil. Sobre él se suelta el peso del año, se respira, se agradece. Es un regalo de introspección: una pausa física y emocional para quien busca reencontrarse.

El aro de pilates representa la constancia: ese círculo que entrena la fuerza interior y la paciencia. Regalarlo es ofrecer equilibrio, disciplina suave y un recordatorio de que todo comienza en el centro.

Una cama reformer es más que un objeto: es un santuario personal. “Moverte en una reformer es escucharte”, dice Aronovich. “Es regalarte tiempo y cuidado, sin prisa ni exigencia.”
Pero el movimiento también vive en lo cotidiano. Unas raquetas de pádel invitan a compartir energía, risas y ligereza; una mochila para yoga mat simboliza la intención de llevar contigo la calma, incluso cuando el mundo gira deprisa.

“El brillo no está en el papel, sino en ti”, recuerda Aronovich. “Está en tu forma de moverte, de respirar, de habitarte con amor. Cuando te sientes bien, todo lo demás brilla distinto.”
Este año, el mejor regalo no se compra: se siente. Se trata de regalar bienestar, tiempo, presencia. De entender que el verdadero lujo de la Navidad no está en lo que se ve, sino en lo que se habita: el cuerpo en calma, el alma ligera, el movimiento consciente que te devuelve a ti misma.







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